Sant Jeroni de la Vall d’Hebron l’estiu de 1808  (1a. part)

L’estiu de l’any 1808 va alterar per complet la plàcida i serena vida dels monjos de Sant Jeroni de la Vall d’Hebron, abandonant per primer cop aquest indret la comunitat després de més de quatre cent anys de vida contemplativa continuada.

El mes de febrer de l’any 1808 va comportar un canvi de paradigma dintre de la vida política i militar de Catalunya en general i de Barcelona en concret. Les tropes napoleòniques es van ensenyorir de Barcelona esdevenint de manera inesperada una força d’ocupació. La reacció davant la nova estructura militar i política imposada fou gairebé immediata.

Barcelona durant la primavera  d’aquell any era un reducte militar francès voltat arreu per forces espanyoles que no acceptaven el canvi de règim, fins i tot de dins la ciutat, sovintejaven les desercions de membres de les guarnicions militars sota control napoleònic. El camí de fugida vers al Vallès i les zones no controlades passava sovint per Sant Jeroni.

A principis del mes de juny la comunitat fou apercebuda per primer cop per les noves autoritats franceses davant l’aparent actitud d’hospitalitat o tolerància dels monjos vers les forces irregulars.  Els militars van témer que l’actitud oberta de la comunitat jerònima facilités la fortificació de l’indret convertint-se en un obstacle que calia eliminar, prèviament, com finalment així succeí.

El mes d’agost els soldats francesos prengueren a l’assalt el monestir i li van provocar voluntàriament  un greu incendi que destruí parcialment Sant Jeroni de la Vall d’Hebron impossibilitant la continuïtat de la vida monàstica.  Sant Jeroni quedà aleshores abandonat durant tot el període l’ocupació napoleònica.

No avancem però esdeveniments, intentaré anar a les fonts documentals de l’època  per poder entendre el com  i el perquè d’aquest primer intent de destrucció del monestir de Sant Jeroni esdevingut a mitjans de l’any 1808.

UN PRIMER ENSURT

Les tropes franceses entraren a Barcelona el dia 13 de febrer de 1808 en qualitat d’aliades. Foren ben rebudes en general per la població. No obstant, poc a poc tothom s’adonà que aquelles tropes amigues en realitat havien arribat per quedar-se. L’actitud cordial inicial es tornà en desconfiança manifesta i finalment a primers de juny esclataren obertament les hostilitats contra els francesos a tot Catalunya.

Diversos contingents de tropes espanyoles, però també italianes i algunes franceses desertaren marxant Collserola amunt vers el Vallès, zona controlada per les milícies i miquelets, contraries als francesos. A mig camí es trobava el nostre monestir de Sant Jeroni, circumstància que feia que molts dels desertors s’aturessin per demanar  als monjos, menjar, beure i a vegades també allotjament.

La actitud oberta d’acollida, pròpia de la comunitat jerònima, vers tos aquells que s’aturaven al seu monestir, no fou contemplada amb bons ulls per les autoritats franceses de Barcelona que volgueren comprovar si realment  els monjos estaven actuant com a còmplices de l’enemic.

La matinada del dia 3 de juny de 1808, estols militars francesos s’acostaren furtivament a Sant Jeroni de la Vall d’Hebron per comprovar si els desertors de l’exèrcit francès eren aixoplugats al monestir…però deixem que ens ho expliqui Raimon Ferrer, prevere de Sant Just i Pastor, testimoni directe i autor d’un diari de lectura obligada per a tots aquells interessats en la guerra del francès, i el seu impacte en la societat barcelonina:

“Han entrado al anochecer una partida de infanteria y cavalleria francesa, viniendo con ellos un Monge lego del Monasterio de Val de Hebron, para donde habian subido por la noche creyendo coger allí soldados franceses o italianos fugados de Barcelona, lo que si se hubiese verificado, habrian castigado exemplarmente á los Monges y Monasterio.

Sabemos no obstante, que esta misma noche pasada habia ido allà la Guardia entera española fugada de la Puerta del Àngel y dos soldados franceses però como estaban advertidos los monges, que estaban proximos á subir los franceses, por esto portavanse del mejor modo  que podian con los muchisimos soldados, ya de los nuestros, ya de los franceses que pasaban por allá y pedian pan, vino y alojamiento.

Lo primero se lo daban, pero no consentían en lo último, por temor de una sorpresa, como lo ha sido la que han executado esta mañana, pues mientras dos alas de tropa francesa por caminos apartados iban  para ceñir el Convento, subian  por el camino carretero muchos soldados jugueteando, como si realmente fuesen fugados de Barcelona. La retaguardia, que se compodria de unos 300 hombres, se habia quedado en San Ginés.

Llegados al Monasterio a eso de las quatro y media de la mañana, el saludo fue derribar y romper la puerta de la bodega y dispensas, con la misma furia, que las de la porteria é Iglesia, aunque estas ya las abrieron luego los monges, los quales estaban en el Coro disponiendose para morir. Entrados dentro como furias, maltrataron a quantos encontraban, pidiendo en tono colérico donde estaba el P. Prior.  Salido el P. PIcañol, que hacia sus veces por estar aquel ausente, mandó el Comandante pasasen á un lugar separado, lo que verificaron  en la celda del mismo P. Vicario, quien  se vió entre tres coléricos oficiales, dos el sable desnudo y el tercero con una pistola asestada al pecho, y con su gatillo levantado.  Preguntado el P. Vicario, si sabia el francés y  respondido que no, reconvínole agriamente en latín porque acogía a los soldados franceses é italianos fugados de Barcelona. “Quiero que al instante me entregueis los que teneis escondidos en el Monasterio, y quando no, os mandaré degollar a todos, pues esta es la órden que traigo de mi general Duhesme”. A estas sanguinarias amenazas contestó  el P. Vicario, que si bien era cierto que habian pasado muchos soldados fugados procedentes de Barcelona, á los quales habia dado algo de comer, pero no dinero ni vestidos.

Preguntando el Comandante francès por el Prior del Monasterio, y respondiendole el P. Vicario, que estaba en Valencia, fue tal la fúria de todos los oficiales, que levantando sus sables y el otro la pistola, bramando como toros, dixeron: “Descubierto está todo. En Valencia está el Prior para recibir los desertores que vos le enviais, y reunirlos allá con los demás rebeldes para  armarse contra nosotros”. Creia el P. Vicario que iban a pasarle (per les armes), quando el Comandante le intimó que fuese a buscar á los demas Religiosos y los reuniese todos en una pieza capaz; lo que verificado  en la Libreria, se empezó segundo juicio, y fueron reproducidas las mismas especies de la cooperación en la fuga de los soldados. (preguntes relatives a la pretesa  col·laboració)

Mientras esto se verificaba en la Libreria, oíase por el Convento grande ruido de puertas, por entregarse muchos soldados al saqueo, lo que desaprobado por el Comandante, hubo una reyerta entre él y otro oficial que permetia aquella licencia que luego tuvo fin, pero causaron bastante daño, aunque no entraron en la Sacristia.

Salidos de la Libreria dexaron con libertad á los Monges, los quales  fueron al Coro á rezar Maytines y Horas, teniendo a ratos a un centinela frente al facistol. 

En lo restante del dia mantúvose la tropa en el convento robando quanto podian de comer y beber, lo que ocasionó no poco trabajo al P. Vicario quando tuvo que disponer comida para la tropa, según el recado que recibió del Comandante frances, pero acudiendo  los Monges á las casas y lugares vecinos, lograron menestra para saciarlos.

Subian y baxaban en este intermedio partes de Barcelona, lo que tenia en zozobra á los Religiosos, pero ultimamente se acordó, que baxara uno á Barcelona para hablar con el General Duhesme, á lo que se envio al fra Francisco Almirall lego, que poseia algun tanto en el idioma francés, quien entró con la tropa en Barcelona.

Despidiéronse el Comandante y Oficiales del Prior y religiosos con mil demostraciones  de cumplimiento, parando toda la escena en haber dado un dia malísimo á aquella comunidad, que esperaba ya su última hora, y en haber robado el Monasterio por valor de más de 7000 reales vellón).

 Fugose de Barcelona al dia siguiente (4 de juny de 1808) el Religioso lego que vino para hablar con Duhesme, (fra Francisco Almirall) pues habiendolo primero verificado con Lechi, le halló tan furioso é irritado contra los monges  de Val de Hebron, que á pesar de que procuro le acompañase un sujeto amigo de dicho General no pudo impedir que arrojase de su presencia al religioso, diciéndole, que todos los monges  debian ser asesinados y quemado el Monasterio. 

Ciertamente  que se habria verificado, esto si tal vez la Providencia no hubiese dispuesto que las tropas francesas que subieron al Monasterio, errasen el camino, pues habiendo salido de Barcelona a las 11 de la noche, llegaron al Monasterio a las 4 de la mañana habiendo andado sin cesar en toda aquella, siendo así que por el camino regular, por mas obscura que hubiese sido  la noche, podian verificarlo á la una; y entonces habrian  hallado a la Guardia Española fugada de la Puerta del Àngel, y á dos soldados franceses.

Todos los quales  habian pernoctado en la casa de los mozos del Monasterio, y tuvieron que despedirles corriendo al subir los franceses.”

El Mariscal Duhesme era el cap militar de la tropes franceses establertes a Barcelona, i el general Lechi, militar d’origen italià, el seu assistent

El retard que patiren les tropes franceses comandades pel general Lechi la nit del 3 de juny, com a conseqüència d’haver errat el camí  fins a Sant Jeroni va estalviar a la comunitat monàstica haver patit un dur escarment. Quan els francesos van arribar els militars  revoltats que estaven hostatjats al monestir  ja havien fugit.

També el Baró de Maldà, en el seu Calaix de Sastre ens deixa un breu testimoni d’aquests fets. Transcriuré seguidament el que ens diu Rafael d’Amat i Cortada:

Dia 2 de juny

“…Casi com processó de paisanatge, soldats espanyols i també de francesos, era lo camí  i demés de Gràcia ; desertant estos últims de ses tropes, descontentes de son amo Napoleón, renegant de tal traïdor, no volent-lo ja més servir, és dir, en França, sí que en Espanya, ab bons enganxaments de dobla de quatre, i de mitja, ab què s’han allistat los francesos als espanyols. I baixat ja molts de Montjuïc, no sé si altres de la Ciutadella, anant molt alegres per defensar la fe de Jesucrist per camins i muntanyes, cap amunt, a Sant Jeroni de Vall d’Hebron i, des d’allí, ben socorreguts de pa i vi, anant per camins extraviats cap a Tarragona i València. Déu los do un feliç camí i la desitjada victòria de tots eixos enemics de Déu, i de la iglésia, anant en nostra defensa d’Espanya i de Catalunya. Amén…

Dia 3 de juny 

Los pobres monjos de Sant Jeroni de Vall d’Hebron, que ja ho son en realitat (ab tantes xurriacades de ventes de finques subjectes a béns pius que han rebut en temps del reinat de den Carlos IV, i de son  favorito don Manuel Godoy, llavores Príncep de la Pau), han tingut los sustos i incomoditats – per bèurer-se’ls tot lo vi –  d’uns cinc-cents francesos, que ahir s’hi recolliren desertors, passant-se  a fer un cordó, per no passar avant cap a Tarragona i València; havent ja fet allí dalt alguna travessura de les que acostumen ab algun arremango de sabre, no sé si algun disparo de fusells; que estarien prou atribolats los bons monjos  ab temors dels gavatxos, en malmetre i robar  a alguns de sos pocs tresors…

No és poc  ni gaire, segons nos ha contat, en la nit, que ha tornat a la torre, lo pare Josep Soler, lo mal  que els han fet als bon monjos de Sant Jeroni tota esta maldita tropa, en esborzar-los totes les portes, saquejant-los-ho tot, fins lo menjar, ab disparos de fusells i amenaces de matar-los a tots, deixant-los mig morts de resulta de tants sustos i atropellaments…

En tantes crueltats  com cometen  aon han entrat i aixís que se’n vàgien al Diable d’una vegada, que els farà un bon recibiment en l’Infern…”

La por dels monjos arran de la incursió militar francesa del 3 de juny quedà reflectida en l’acta capitular del dia 20 de juny. Darrer document escrit per la comunitat fins el retorn dels monjos al seu monestir l’any 1814. A partir d’aquest moment planarà un complet silenci documental. La propera acta capitular no s’escriurà fins gairebé sis anys més tard, el dia 21 de juliol de 1814.

“ALS 20 DE JUNY DE 1808

Convocats y congregats los P.P. Capitulars en la Celda Prioral per ordre del  Pare Vicari fr. Miquel Picañol (en ausencia de N.P.Prior) proposà lo P. Vicari que mogut per les repetidas instancias que molts ó casi tots los individuos de la Comunitat li feyan per ausentarse del Monastir durant los inminents perills en que estaban per causa de los francesos, veyént la veritat dels motius, y no perdent de vista la gravíssima obligació de conservar en lo Monastir la observancia Religiosa, si los aparexia de donar permís á la meitat de la Comunitat per ausentarse durant dites circunstancias, deixant la elecció de quedarse ó ausentarse á la voluntat de cada hú comenzant per los més antichs fins á completar lo número de los que podien ausentarse: y que aquells que segons dit ordre se ausentesen no poguesen durant sa ausencia exigir da la Comunitat cosa alguna tant de aliments com de vestuari ni medicines, quedant per dites cosas la Comunitat enterament desobligada: A tot lo qual los P.P. Capitulars unànimement convingueren.”

Fra Miquel Picañol

Vicari.

La nit del 3 de juny, va ser el preludi d’una actuació militar posterior, molt més agressiva. L’amenaça del general Lechi, malgrat tot, no comportà la marxa de tots els monjos del monestir a partir del dia 20 de juny. Uns quants monjos, pocs,  hi van romandre encara fins el 13 d’agost de 1808, moment en el qual els francesos van incendiar el monestir. 

Lluís Jordà i Roselló
Grup d’Estudis Locals de Sant Cugat
Associació d’amics del monestir de Sant Jeroni de la Vall d’Hebron


Publicada

a

,